Entre 1500 y 1800, los portugueses, españoles, británicos y holandeses trajeron a casi 10 millones de africanos esclavizados al Nuevo Mundo.
La mayoría de estas personas provenía de África Occidental. A alrededor de 500.000 se los llevaron a colonias británicas en el continente, que luego se convirtieron en los Estados Unidos. En el Sur, los colonizadores necesitaban obreros para sus plantaciones (grandes granjas en donde se cultivaban algodón y otros cultivos). Era difícil encontrar obreros europeos. Muchos indígenas estadounidenses no querían hacer ese tipo de trabajo. Además, muchos de ellos habían muerto de enfermedades traídas por los europeos. A finales del siglo XVII (año 1600), los hacendados decidieron que necesitaban la mano de obra forzada de los africanos esclavizados.