Los volcanes existen porque la superficie terrestre está en constante movimiento.
La capa exterior de la Tierra está dividida en placas, como un rompecabezas. Estas placas tienen alrededor de 50 millas de grosor y flotan como balsas sobre una capa más suave de roca. Mientras las placas flotan, se acercan o se alejan. Cuando las placas chocan, una placa se sumerge debajo de la otra. A esto se le llama subducción. Cuando la placa se hunde lo suficiente, la roca se derrite y genera nuevo magma para los volcanes. Cuando las placas se alejan, el magma sale a la superficie. A eso se le llama una zona de fallas. La lava que sale en erupción forma amplias llanuras y montañas volcánicas.
Otros volcanes se forman en el medio de placas, sobre lugares en el manto en donde el magma está supercaliente. Es como si alguien encendiera la hornilla de una cocina. A medida que la placa se mueve sobre un punto caliente, el magma se derrite a través de este. Conozcamos dos de los volcanes más activos de Estados Unidos. Uno es el monte Santa Helena en el estado de Washington y, el otro es el Kilauea
en Hawái.