Las raíces de los volcanes se encuentran a una profundidad de entre 40 y 120 millas en el interior de la Tierra en una capa llamada manto.
Las temperaturas allí son muy calientes, de hasta cuatro mil grados (4.000 °F). Esta temperatura es tan alta que puede derretir una roca como se derrite un chocolate en verano. La roca caliente y derretida se convierte en algo espeso que fluye llamado magma. El magma es más ligero que la roca sólida que lo circunda, sube y sale por las grietas en la Tierra. Dondequiera que salga magma, se forman y crecen volcanes. Una vez que ha salido de la tierra, al magma se le llama lava. A medida que la lava se enfría, se endurece y forma distintos tipos de rocas.