Durante los tiempos de guerra, saber los planes del enemigo da una gran ventaja.
El trabajo de un espía es descubrir los secretos del enemigo. Las mujeres fueron buenas espías durante la Revolución porque nadie pensaba que podían ser lo suficientemente inteligentes o valientes para hacer el trabajo. Varias mujeres se convirtieron en saboteadoras, las cuales cometieron actos de sabotaje, lo que significa que destruían cosas que el enemigo podría usar.