Gran Bretaña reinaba trece colonias en la costa este de América del Norte en 1775, estas iban desde Massachusetts, incluyendo lo que ahora es Maine, hasta Georgia.
Muchos colonos estaban cansados del dominio británico. Habían discutido con Gran Bretaña durante años sobre los impuestos y las leyes que consideraban injustas. En abril de 1775 estalló la lucha entre los colonos y el ejército británico, dando inicio a la Revolución Americana.
El rol de la mujer en la sociedad era muy limitado en la época de la Revolución. Se esperaba que la mayoría de las mujeres pasaran la vida cuidando de sus hogares y familias. Las mujeres preparaban las comidas, ordeñaban a las vacas, alimentaban a las gallinas, batían mantequilla y hacían velas y jabón. La mayoría de ellas también confeccionaban la ropa de su familia. Las mujeres pobres y las africanas esclavizadas hacían todo esto mientras trabajaban para otras personas. No era de esperarse que las mujeres participaran en la política o los negocios. El mundo de la política solo era para hombres blancos y dueños de propiedades. A pesar de todo, muchas mujeres se involucraron en los eventos que condujeron a la Revolución y en la Revolución misma. Algunas eran Patriotas que creían en la independencia de las colonias. Otras eran Leales que apoyaban al rey de Gran Bretaña. Todas fueron muy valientes al salirse de sus roles tradicionales.