La gente de la costa noroeste creía que había espíritus en todas las formas de la naturaleza: animales, plantas, rocas, cuerpos celestes, ríos, viento, niebla y lluvia.
La mayoría de estos espíritus eran buenos y serviciales. No obstante, algunos eran malvados y trataban de dañar a los seres humanos. Había varias formas de conseguir la ayuda de los buenos espíritus y evitar el daño de los malos espíritus.