La guerra generó problemas espe-ciales para las mujeres cuyos esposos habían ido al combate. La paga del ejército era poca y a menudo tardaba en llegar, así que estas mujeres debieron hacerse cargo de sus familias.
También debieron protegerse a sí mismas y a sus hijos de los soldados enemigos. Las mujeres de las granjas con frecuencia tuvieron que aprender a hacer el trabajo que hacían los hombres, como plantar y cultivar. También debieron hacerse cargo de sus propias labores del hogar. Además de alimentar a sus familias, debieron aprender a cultivar suficiente comida para abastecer al ejército. A menudo las mujeres se hicieron cargo de los negocios de sus esposos. Algunas tuvieron mucho éxito. Otras, con el paso del tiempo, ven-dieron los negocios porque no estaban capacitadas para dirigirlos.