Si en ocasiones no quieres hacer lo que tus padres dicen, entonces tienes una idea de cómo se sentían alrededor de 1770 las 13 colonias americanas de la Gran Bretaña. Desde el siglo XVI la gente abandonaba Gran Bretaña y venía a América.
Lo hacía por muchos motivos: razones religiosas, ansia de libertad, deseo de ganar dinero o comenzar una nueva vida, etc. Muchos colonos tenían sus diferencias con Gran Bretaña, pero la mayor parte aún se consideraban súbditos leales de la Corona.
A partir de 1763, después de la Guerra Franco-Indígena, el conflicto aumentó entre Gran Bretaña y las colonias. Gran Bretaña había combatido para sacar a Francia del continente americano. Gran Bretaña había ganado, pero tenía deudas enormes como consecuencia de la guerra. El Parlamento (el organismo encargado de hacer las leyes en Gran Bretaña) indicó que las colonias debían ayudar a pagar dichas deudas. Los americanos se opusieron.
Dijeron que no debían pagar impuestos porque no tenían representación en el Parlamento. Los británicos ofrecieron que los americanos eligieran a sus representantes ante el Parlamento. A los colonos no les pareció bien la idea: consideraron que jamás tendrían los votos suficientes para tener poder real. El conflicto entre los colonos y Gran
de 1775 se desató una revolución armada.