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Después del asedio de Yorktown, Virginia en 1781, Gran Bretaña supo que ya no podía conservar sus colonias americanas.
La lucha continuó en algunas áreas, pero la guerra había terminado. Los soldados regresaron a sus granjas y negocios. Las mujeres volvieron a sus roles tradicionales. La vida cotidiana de las mujeres no había cambiado mucho como resultado de la guerra, pero la guerra les dio puntos de vista diferentes sobre sus habilidades. Su nueva confianza sentó las bases para la lucha por la igualdad de derechos que se llevaría a cabo muchos años más adelante.