Cuando la Revolución estadounidense llegó a su fin en 1783, Estados Unidos se encontró en una encrucijada.
¿Seguiría siendo un país agricultor de granjeros y artesanos, o se transformaría en un país industrial como Gran Bretaña y Francia?
En los estados del norte, la manufactura se impuso. Al cabo de solamente unas pocas décadas, Estados Unidos casi igualó a Gran Bretaña como la principal nación industrial. Las fábricas estadounidenses perfeccionaron la idea de utilizar partes intercambiables que eran hechas con máquinas. Esto significaba que una misma pieza podía ser utilizada en diferentes productos. Esta práctica fue conocida como “el sistema estadounidense”.
En el Sur, la invención de la desmotadora de algodón logró que el cultivo de algodón fuera extremadamente redituable. Así que el Sur se mantuvo agrícola y esclavista mientras que la industria se desarrolló muy poco.