Los peregrinos de la Plantación Plimoth llevaban vidas sencillas. Su interés siempre estuvo en la supervivencia.
No obstante, ubicado a una distancia de unas 600 millas y de más de 100 años de Plimoth, se encuentra otro museo viviente que ofrece a los visitantes una visualización posterior y más amable de la América colonial.
Esto es Williamsburg colonial. Una vez fue la capital de Virginia y también fue la colonia más grande de América. En la Williamsburg colonial, damas adineradas con vestidos de moda y caballeros con pelucas blancas tomaban té a última hora de la tarde. De noche, también asistían a bailes elegantes. Por otro lado, los esclavos realizaban el trabajo que hacía posible esta vida fácil.
La Williamsburg colonial fue construida a principios del siglo XVIII, después de que un incendio destruyera Jamestown, la primera capital de Virginia. A mediados del siglo XVIII, Williamsburg era una ciudad ocupada por el gobierno colonial. Sin embargo, cuando estalló la guerra entre Gran Bretaña y sus colonias, la capital de Virginia fue trasladada nuevamente. Esta vez fue llevada a Richmond.
Durante los siguientes 147 años, Williamsburg fue únicamente otra pequeña ciudad somnolienta. No obstante, en los primeros años del siglo XX, el reverendo William Goodwin tuvo el sueño de restaurar Williamsburg a su gloria colonial. En 1926, obtuvo dinero del millonario John D. Rockefeller Jr. En los años subsecuentes, fueron derribados 720 edificios modernos y fueron restaurados ochenta y ocho edificios coloniales. Más de 400 casas y tiendas fueron reconstruidas. En 1934, la ciudad restaurada estaba lista para recibir visitantes. Si la visitas hoy en día, podrás contemplar lo que era la vida en aquel tiempo en la Williamsburg colonial.