Estamos en 1588. El rey Felipe II de España está enojado porque los piratas ingleses han estado atacando a embarcaciones españolas por todo el mundo. El rey ha enviado a la poderosa Armada Española, o flota de buques de guerra, para atacar a Inglaterra.
Un enorme ejército de 30.000 soldados españoles está a la espera de invadir Inglaterra. Los ingleses tendrán pocas posibilidades de ganar.
No obstante, la reina Isabel I de Inglaterra tiene una red de espías y un sistema de balizas de advertencia que le dan a Inglaterra mucho tiempo para prepararse para el ataque. Mientras la flota española espera para reunirse con el ejército, los ingleses envían ocho barcos en llamas al centro de la Armada. Los capitanes españoles cortan sus anclas y se dispersan para evitar que sus barcos se incendien. Los ingleses acaban por vencer a la desorganizada Armada.