¿Qué pasaría si no existiera un presidente en el país? ¿Qué pasaría si el gobierno no tuviera dinero para poder pagarle a sus soldados? ¿Y, si cada estado tuviera un tipo de moneda diferente y tuvieras que cambiarlo cada vez que cruzaras la frontera a otro estado?
Todo esto fue cierto durante los primeros años del país; cada estado hizo lo que quiso. Los trece estados tenían un documento llamado los Artículos de la Confederación, el cual era un acuerdo para apoyarse mutuamente. Sin embargo, al documento aún le faltaba resolver algunos problemas. No había tribunales nacionales y en el Congreso cada estado tenía un voto. El Congreso podía pedir dinero a los estados para pagar las deudas nacionales, pero no podía obligar a los estados a pagar, así que muchos estados no pagaban. En ese entonces no había un presidente que hiciera cumplir las decisiones tomadas por el Congreso. En 1787 muchos líderes temían que el país se desmoronaría sin un gobierno central más fuerte. Se convocó a una reunión de delegados (representantes) de todos los estados con el objetivo de hacer cambios en los Artículos de la Confederación. Una vez que los delegados se reunieron se dieron cuenta que se requería de un cambio aún más grande. Es así como escribieron un documento nuevo al cual llamaron la Constitución, la ley suprema del país.

▲ Según los Artículos de la Confederación, los delegados de al menos nueve de los trece estados tenían que reunirse para aprobar nuevas leyes. Con frecuencia no había suficientes delegados presentes para que hubiera una votación adecuada. En 1785, después de que solo cinco estados asistieran a una conferencia comercial, Alexander Hamilton de Nueva York (arriba), persuadió a los demás de que se llevara a cabo una convención de todos los estados para revisar los Artículos de la Confederación.
El país cayó en una depresión económica después de la Guerra Revolucionaria. Pocas personas aceptaron el dinero impreso del gobierno nacional pues pensaban que no tenía valor alguno. Cada estado imprimió su propio dinero, lo que dificultaba el comercio entre los estados. Los agricultores y los comerciantes no sabían cuánto cobrar por sus productos. Además, algunos estados cobraban un impuesto sobre los bienes importados de otros estados, lo cual hizo que los productos fueran más caros. Algunas personas pensaron que un gobierno central más fuerte ayudaría a la economía. ▼


▲ Los problemas económicos fueron difíciles, especialmente para los agricultores. Si no podían pagar sus deudas les quitaban sus tierras y los encarcelaban. En 1786 en Massachusetts, alrededor de 1200 granjeros se alzaron en una rebelión armada dirigida por un hombre llamado Daniel Shays. Se negaron a pagar sus impuestos estatales y cerraron los tribunales locales. El gobierno nacional no pudo contener la rebelión de Shays. Al final, las tropas estatales acabaron con la revuelta, pero el suceso hizo pensar a muchos que se requería de un gobierno central más fuerte.